Sigo escribiendo sin ton ni son con la esperanza de, a base de despilfarrar palabras, alcanzar de algún modo la madurez creativa. ¿Y qué será eso de la madurez creativa? Pues en mi caso -cada uno tendrá el suyo- debe ser algo así como cagarse en la madre del cordero sin necesidad de mostrar ni orgullo ni vanidad ni resentimiento.
El aseo de mi habitación (aquel del que os hablaba hace unos post) me ha hecho reencontrarme con cientos de notas, apuntes, cuentos, incluso novelas con su inicio-nudo-desenlace y uno denota cierta evolución en su manera de enfrentarse al mundo y reflejarlo a través de la escritura. Aquel autor bisoño-onírico agazapado en ridículos gestos de guerrillero reconvertido tiempo después en un activo escéptico con ganas de incordiar sin molestar en absoluto. Hoy trato de reconciliarme con la humanidad, es decir, conmigo mismo, osea, con ese dios minúsculo que todos -aquí todos quiere decir cada uno de nosotros- llevamos dentro. Estoy también aprendiendo a escribir en primera persona del singular porque, al fin y al cabo, todo acto creativo es un onanismo hecho público. Me desnudo. El uso del nos mayéstatico - además de excelso- es una muestra del temor a enfrentarse a unos fantasmas que son sólo míos, aunque a veces se parezcan demasiado a los vuestros (base de la amistad y el compadreo).
Considero que ya reúno la modestía suficiente para abrir una casa-museo dedicada a mi figura. Un museo consagrado al desaprendizaje y la superación de la impericia. En la entrada expondré mi pequeña colección de calzoncillos manchados. En un frasquito mostraré mi par de ojos (el tercero se lo reservo a los becarios). La entrada será gratis y abierta, sin excepción, a todos los públicos. Y aquí lo dejo porque, para no hablar de sexo, este post está resultando demasiado largo. Además, es por encargo (buenas noches Javi)
30 jun 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Gracias tete.
A veces, cuando bostezas, se te ven hasta las amígdalas. Eso de enseñar la casa de uno es casi como hacer nudismo. Pero considerar un museo el lugar donde uno vive es MUY decadente.
Me imagino que estarás enviando un mensaje cifrado "a la gallega" sobre lo aburrido que te ha parecido este texto. A mí también, al Walter a veces se le va la olla, debe ser el calor reinante, eso del museo, yo lo entiendo como algo así que quiere reírse de los museos y qué mejor que poniendo uno a su nombre, porque si lo entiendo de otra forma sólo se me ocurre pensar que se ha vuelto gilipollas.
Con cariño, ya lo sabes (te quiero, y por eso te meto caña, pa´que sigas dándole)
Publicar un comentario