10 mar 2008

Poner cabeza a Bostezo o la victoria de Sleepy Hollow arre

Espero que sepáis entender mi intromisión y disculpar mi arrogancia por dirigirme a un público tan selecto en el mundo de las letras. Yo, por mi parte me acojo al apelativo de "enemigo de la letra impresa" que mi buen amigo Paco se inventó para justificar mi aversión (llamadlo pereza) por los contenidos, por los textos sesudos. Prometo que mi intrusión está justificada. Vengo a comunicaros que tras semanas de ardua discusión hemos decidido la cabecera que nos acompañará en este atrevido, por ignorantes, viaje que es Bostezo. Y no exagero cuando digo ardua. Para llegar al feliz desenlace tuvimos que convencernos Editor, director de arte y diseñador (un servidor). Para no entrar en detalles de quién hizo cuál y qué otro proponía la de más allá pues sin duda resultaría parcial, os paso una relación aséptica de nuestra evolución (o involución). Las líneas iniciales plantearon las primeras diferencias: optar por una tipografía bien seleccionada y apropiada al uso, sin pretensiones artísticas y que no fuera objeto de mofa en el caso de que se repitiera en el entorno más próximo (la neo sans) o arriesgar en la medida en que se merecía este proyecto y buscar algo que aportara una plusvalía a la cabecera (aún aventurándonos a ser señalados por recargados, obsoletos modísticamente o poco estéticos).

El camino de enmedio fue el intento de conciliación: mantener la neo sans y encargar a algún renombrado artista de nuestro alcance el diseño de una de las letras de la cabecera para otorgarle esa personalidad que nos resistíamos a perder.

Visto lo visto, volvimos a encontrarnos en el punto inicial con la ventaja de saber ahora qué era lo que no queríamos. O todo o nada, fue nuestra apuesta y como somos osados, obviamente dijimos al unísono: TODO, OF CURS!! Así que encargamos definitivamente la cabecera a unos artistas que nos recomendaron una tal Gubben.


Desconfiando de su criterio (así somos de vanidosos) nos embarcamos en una nueva odisea. Ejecutar nosotros mismos lo que había en nuestros cerebros: más artesanal (plumilla en mano y habilidad sinpar) o tecnológico (freehand en ratón y las Vanguardias por referencia).


Me empiezo a aburrir a mí mismo, así que os resumo gráficamente cómo nuestra penúltima reunión selectiva se inclinó por la segunda opción y cómo ésta se transformó hasta adquirir la apariencia definitiva. ¿Que muchas de las anteriores alternativas era mejor?, sí, es posible, pero ¿qué le vamos a hacer?, es nuestra criatura y ya le hemos cogido cariño.

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