2 abr 2008

Daría Barbate: "La poesía es la banda ancha de la comunicación interpersonal"

Daría Barbate es una poeta chilena, nacida en 1984 y residente en Benimamet (Valencia). Llegó con 12 años al Reino Unido y allí descubrió “al mismo tiempo y con similar estupor a William Carlos Williams y a Victoria Beckham”. Escribe poesía en inglés y publica con regularidad en el blog poético “Brighton is beachless” (www.beachlessbrighton.blogspot.uk), galardonado con los Cybertext Awards. Actualmente disfruta del primer año de una beca predoctoral Madame Curie en el Instituto de Economía Aplicada de la Universitat de Valencia. Parte de su obra ha sido traducida al castellano por Jacinto Bidagoir, el autor de esta entrevista, en una serie de powerpoints serigrafiados. “Curtain (Telón)” es un inédito.


TELÓN


Telón,
penumbra del viento negro,
del mal que te vas a morir
te absuelve. Fantasía,
centro de operaciones,
laboratorio de El País Semanal,
simulación sin pócima.

Ocho años que no salgo
de viaje, que no voy en coche
que trabajo en lo mismo.
Repetición de ti, se impronta
en mi hipocampo, la ceniza
de tu integridad se deshace
en anillos, en mi frente
siempre encuentra sitio.

Tengo miedo a que me descubras,
tan mínima, admirándote.



JACINTO BIDAGOIR: ¿Qué lecturas o poetas te están dando pistas últimamente de por dónde puede ir la poesía que te demanda tu exigencia moral y estética?

DARÍA BARBATE: He leído hace poco Anábasis, de Saint-John Perse, y lo he leído con gusto y provecho. Aunque me atraen algunos temas de Perse (como la épica, tan olivdada en el s.XX), muchos otros (como la botánica, por ejemplo) me son indiferentes. Sin embargo, ha habido algo... Es difícil de explicar...

JB: Has sentido cierta empatía, cierta afinidad...

DB: No, no, yo no diría eso... La verdad es que he entendido muy poco. Con Perse, como con René Char o Edmund Jabés, y en general con cierta poesía francesa contemporánea del existencialismo, me pasa algo muy curioso: las palabras se correlacionan con el sentido en un 25% de las ocasiones, y durante no más de dos frases seguidas (suele ser prosa poética).
Con todo, y a diferencia de lo que me sucede con la novela o el ensayo, en las que responsabilizo al autor por su falta de deferencia con mis capacidades, me siento satisfecha.

JB. ¿Pero cómo es posible estar satisfecho si no entiendes lo que lees?

DB. Bueno, es un hecho que la gran mayoría de hispanohablantes no entendemos las letras de los artistas y grupos anglosajones que forman parte importante de nuestras vidas o en los que, al menos, invertimos dinero para comprar los cd’s o tiempo para bajar las canciones de Internet. De hecho, tengo la teoría de que son fenómenos paralelos. Con la invención del gramófono, la música popular empezó a traspasar las propias fronteras: los franceses al principio y posteriormente los anglosajones empezaron a exportar canciones. Por entonces muy poca gente entendía estas canciones, y hoy en día la proporción ha aumentado tan sólo a un 8% de la población, según un estudio reciente del INE. Pues bien, yo creo que la poesía se ha visto afectada por este fenómeno; no es nada nuevo, es obvio que la novela se ha visto afectada por la aparición del cine y la pintura por la invención de la fotografía. La poesía, que al fin de al cabo tiene mucho que ver con la música, ha dejado de entenderse fuera de Inglaterra y Estados Unidos tras la invasión de la música popular anglosajona.

JB Pero hay poetas anglosajones muy herméticos, como Dylan Thomas

DB Sí, bueno...Yo creo que Dylan Thomas es cristalino comparado con Saint-John Perse. Pero es una objeción válida, tendré que revisar mi teoría. En cualquier caso, a lo que me refería es que la pérdida de densidad de significado puede conllevar la ambición de intentar comprimirlo al máximo. Cualquier cosa puede significar todo, así que teóricamente sería posible constreñir ese todo a una forma textual cualquiera, como un agujero negro que atrajera inexorablemente el sentido.

JB Pero eso no es un fenómeno del siglo XX. Por ejemplo, el barroco pretendía algo muy similar con el conceptismo.

DB Sí, en fin... a todo puede ponérsele peros. De todas maneras, hay que reconocer que esa aspiración teórica al significado comprimido es ambiciosa. Una ambición ciudadana más que semántica: la pretensión de intercambio máximo de información con menor gasto. Algo así como la banda ancha de la comunicación interpersonal. Esa ambición es precisamente lo que me atrae de la escritura poética, la sensación de omnipotencia, de absoluto compromiso con lo fundado. Creo que de hecho sin cierta clase de ambición imprudente no hay creatividad: se lo debemos todo a la vida, y por eso debemos ser humildes. Pero no le debemos nada a la literatura, y podemos proponer lo que nos plazca.

1 comentario:

Jesús Ge dijo...

Enhorabuena por esta nueva adquisición.
Creo que sus aportaciones son las mejores de este blog -sin desmerecer al resto, por supuesto-.