Sergeij Iovaisha
"Nadie sabe muy bien qué habrás visto por entonces, si descomponerse el mundo hecho confeti, si algún eufórico Apocalipsis del comercio o la mera continuación cotidiana de nuestras desdichas. Habrás alzado copas probablemente, lucido las preceptivas medallas, saludado desde las portadas con tu gesto de niño sabio, o quién sabe, de campeón anciano prematuro. Te habrás acomodado en los Estados Unidos, tal vez, rodeado de desiertos y rascacielos, de lustrosas animadoras, temporeros, hamburguesas, aeropuertos. Casi da miedo pensarlo, Ricky Rubio, será el año 2015 y tú tan sólo tendrás veinticinco años. Ya podrás hablar con la prensa, defenderte con la consabida retahíla de evidencias ante periodistas también empeñados u obligados a preguntar lo mismo. Ya habrás disputado –honrando a Zeus, a la patria (¿cuál?) o al dinero –algunos Juegos Olímpicos o varios, con los éxitos, con los anuncios publicitarios, con las desgracias. Habrás conocido –ójala no—algún contratiempo físico y también con certeza algún amor equilibrado, hogareño o alguna deportiva decepción. Y sentirás el peso de la historia sin duda, con los ilustres nombres a los que te compararán constantemente, con engreídos ídolos que crecerán en la memoria y otros héroes anónimos disputándose el olvido. Se te disputarán también a ti las grandes marcas con homicida desvelo, con promesas desmesuradas de proyección, pensiones, salud en los tobillos, sueldos eternos. Será el año 2015, y quizás el baloncesto sea lo de menos, una promisión absurdamente infinita o el tiempo medio antes de convertirte en jugador leyenda. Muchos niños en muchos barrios quizás querrán parecerse a ti. Poco debe importarte ahora, Ricky Rubio. Has ganado la Copa del Rey de España, esa nación. Un torneo prestigioso, del mejor baloncesto del mundo. Y con tu club, el que enamoró a toda una generación de niñas, y emociona a toda una generación de viejos. Tu equipo de toda una corta vida, de momento, que tan bien lo merecía, a las órdenes de ese magno Alejandro, que ya algo pactó con el Diablo en no sé que piezas, en no sé que remoto pasado. En fin, ¿qué te importa a ti, Ricky Rubio, si la juventud es eso, sólo pensar siempre “ahora” en ausencia de otros momentos? ¿Y a nosotros, que a lo mejor no nos toca ni siquiera vivir?"
15 feb 2008
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